jueves, 19 de marzo de 2020

DESCANSAR DE HABER DESCANSADO: El viaje de cualquier español todos los domingos, por Lucía Lahuerta


Me sentí atada a la cama, en gran parte porque no quería despertar a Royo. Me daba pena que parara de ronronear. Sin saberlo emprendí uno de los viajes más importantes que he hecho nunca. La verdad es que salir de “mi sitio” es algo que tengo que hacer, pero me gusta pasar tiempo allí dentro. La finalidad de mi viaje era explorar y con esto descubrir a quién pertenecían unas voces que se oían en la lejanía. Dentro está mi cama, que no es como las primitivas, esta no es una alfombra de trenzas de lana y pelo. Para poder imaginarlo mejor, os voy a descubrir  también lo que llevaba puesto: mi pijama de cuadros, cuya historia también es curiosa. Me dirigí a tierra de nadie, un lugar estrecho y con las paredes adornadas con, por ejemplo, un cuadro de Céramicas Punter, una empresa de cerámicas muy típica en Teruel. Conforme iba avanzando, logré descubrir a quién pertenecían las voces misteriosas. Eran mis padres. Sentí que haber hecho el esfuerzo de levantarme de la cama no había servido de nada, pero logré encontrar otra finalidad a mi gran viaje: sentarme en mi sofá. Antes, al comienzo de la historia de esta especie de sillas enormes acolchadas, solo podían poseerlos y hacer uso de ellos los reyes considerados dioses, y los usaban para estar elevados respecto al suelo y más cómodos, naturalmente, así que supongo que tengo mucha suerte de poder usarlo.
Ya estoy planeando mi próximo viaje, con destino a mi trastero. Es un viaje mucho más profundo, enriquecedor y largo. Aún no sé si estoy del todo preparada, pero tengo muchas ganas. ¿Por qué aspirar a un viaje más grande si aún no conozco todos los rincones de los sitios más cercanos?

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