viernes, 24 de abril de 2020

PROYECTO NUEVO: AUTODIDACTAS NÓMADAS

Aunque las directrices concretas no nos han llegado, las generales sí. Se habla de desarrollar capacidades y educar actitudes. Es menos importante el contenido que el procedimiento. Como veis os he esquematizado la situación y los objetivos en relación con lo que voy a contaros ahora de un excéntrico y visionario personaje Buckminster Fuller. En el espacio central son los objetivos realistas que me planteo para lo que queda de curso, útil y esencial.
Ya os he contado (y habéis investigado) que epidemias que han condicionado el devenir de la historia ha habido muchas. También que calendarios escolares redujeron el curso a seis meses también (1974, en España y por decisión de un ministro de Educación…).
Hoy os voy a hablar de otro precedente de nuestra situación actual e individual.
¿Estáis en casa (una caja en definitiva) con pantallas (teléfono, ordenador, tele) y “teniendo que hacer deberes”? Muchos diréis, vaya rollo.
Vamos a hacer un viaje en el tiempo de 60 años, a principios de la década de los 60 del siglo pasado.
Un visionario, filósofo, ingeniero pero sobre todo arquitecto (y nunca estudió la carrera, lo echaron de Harvard) ideó una vida nueva, una sociedad que habitara de diferente manera. A él se debe el pabellón de EE. UU. de la exposición Universal de Montreal (1967, Canadá) que sigue hoy en día en pie como emblema del progreso. Como lo fue la torre Eiffel en su momento. Este personaje es Buckminster Fuller, conocido como Bucky.

 A los 12 años ya diseñó su primer invento y así hasta su muerte (a los 87 años). Su imaginación desbordante le llevó a proyectar una geoda que cubriera todo Manhattan, ciudades diferentes insertadas en un sistema mundial sostenible, coches ligeros de tres ruedas que permitían desplazar a siete personas a 200 km/h (¡en 1933!), casas autosuficientes con energía solar (Dymaxion) y muchas cosas más.
Entre ellas un sistema de educación. Pensaba que las universidades tenían que cerrar durante diez años para repensar cuál es su función en la sociedad (y ahora dos meses nos parece una tragedia) y su gran aportación que en ese momento era ciencia ficción y hoy es una realidad: la Education Room. Él decía que Einstein para pensar no se iba a la universidad, a los pasillos, a las aulas, que se encerraba en un cuarto, sin distracciones y allí sí podía concentrarse. Pues lo mismo tenía que hacer cualquier individuo. Se imaginaba una habitación cerrada con dispositivos audiovisuales, con una pantalla en la que pudiera acceder a documentales hechos por los mejores especialistas y que el alumno pudiera elegir de esa biblioteca virtual. Pero aún más, que la pantalla pudiera sugerirle contenidos según hubiera elegido anteriormente, es decir, que fuera bidireccional, que se pudiera interactuar. Suena familiar, ¿no? Así pasó a definir que la persona que pretende aprender fuera un Autodidacta nómada. Qué genial concepto. Y en el tiempo que lo propuso (1962) no existía esa tecnología ni en pintura.

Con esa integración que hacía de ciencia, tecnología y sociedad le lleva a incorporar a su medio educativo el Dymaxion map (https://culturacientifica.com/2015/05/20/el-mapa-dymaxion/) porque pensaba que siempre había que tener presente la dimensión global de todo. Se trataba de una representación del mundo que podía ponerse en tres dimensiones o en dos y que tenía una deformación mínima de la realidad.

Hoy tenemos esa tecnología y además las circunstancias “obligatorias” para que pongamos en práctica esa innovación educativa en nuestra Education Room. Ya sabemos que los conceptos expresados en inglés molan más.
En este momento está /estaría una exposición en la Fundación Telefónica de Madrid sobre este alucinante personaje.
De esta forma, con el respaldo o justificación de que estamos haciendo la ciencia ficción del pasado vamos con el siguiente proyecto.
La geoda de Montreal hoy, un buen símbolo de integración del conocimiento

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